sábado, 24 de junio de 2017


ARTÍCULO
Mi recorrido por la asignatura redescubriendo cómo fomentar la literatura ha sido un descubrimiento.
Personalmente de pequeña no me gustaba leer, supongo que no di con la literatura apropiada para mí. Empecé a leer ya en la adolescencia cuando una profesora me caló y empezó a orientarme correctamente. Nunca he sido de literatura de fantástica, siempre me ha llamado más las historias reales o creíbles.

El primer bloque de la asignatura y sobretodo la actividad me han dado una nueva visión, como educadores nos creemos que todo lo que hacemos tiene que estar orientado a que los alumnos aprendan conocimientos y valores, se nos olvida que cuando vamos a introducir a un niño en la lectura, el objetivo es que disfrute para que quiera seguir leyendo. Si convertirnos la lectura en una tarea más, se convertirá en una obligación más que tenderán a rechazar.
He aprendido tanto a diferenciar cómo a  saber lo importante que es diferenciar  los libros literarios de los paraliterarios, los libros de autor, los cuentos folclóricos…

Saber que los cuentos deben ser contados de forma oral para acercar a los niños a la lectura, despertándoles la curiosidad por querer conocer nuevas historias a través de los libros.
Como no debemos intentar moralizar ni sacar conocimientos de la literatura, dejar a los niños disfrutarlas y que saquen sus propias conclusiones acordes a su propio esquema de valores y sus inferencias particulares.

Otra parte importante es la necesidad de olvidarnos de nuestro pensamiento adulto, razonable y lógico, para ser conscientes de la etapa evolutiva y creatividad, imaginación y prioridades que tienen dependiendo de su edad. Es muy importante ser conscientes de la edad y elegir adecuadamente las lecturas de acuerdo a ella, pero personalmente creo que hay que estar muy atentos y conocer a los niños, porque a pesar de que los estudios digan que a cierta edad los cuentos de perros que hablan les deben llamar la atención, no es generalizado. Hay que conocer la personalidad y los gustos de cada alumno concreto para asegurarnos de que va a disfrutar la lectura, sobretodo con aquellos más reacios.

En cuanto a la literatura clásica debemos acercarnos poco a poco para que vayan integrándola, sin pretender que la comprendan y la analicen como harán en secundaria, pero sí deben de tener un pequeño contacto sobre todo con los alumnos más mayores.
Otro aspecto sobre el que me ha encantado aprender más es en de descubrir herramientas tanto para actividades de creación literaria, como de animación a la lectura.
En cuanto a la animación a la lectura, he coincidido bastante con lo que he leído en el bloque. Yo odiaba y temía, cuando en el colegio nos hacían exámenes sobre los libros. Nos podían cuestionarios, de verdadero y falso o elegir opciones y yo me lo hubiera leído o no, nunca sabía contestar, eran datos específicos.

Creo como se recalca en el temario que la literatura es para disfrutar y sacar tus propias conclusiones, no para memorizar datos, hacer resúmenes y aprender conocimientos, para eso están los libros de textos del resto de asignaturas.
En cuanto a las herramientas de creación literaria me las guardo, me han sorprendido. También me costaba hacer “redacciones” con tema libre. Como bien he aprendido a los niños hay que pedirles crear narraciones, dándoles elementos para que puedan dejar volar su imaginación, sin calificar sus creaciones. Aconsejar y mostrarles cómo mejorar la expresión del mensaje que quieren hacer llegar, pero sin juzgar, ni bajar nota por faltas de ortografía…

En resumen he disfrutado mucho la asignatura porque he descubierto cómo no repetir el mismo error de mis maestros, que con buena intención querían que leyera, aprendiera y redactara textos perfectamente coherentes, con cohesión y sin faltas de ortografía.

La teoría está ahora solo falta llevarlo a la práctica y aprender más, día a día de la mano de los alumnos.

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